A pesar de que el usuario medio comprenda de Internet su aparentemente “mágico” desarrollo, éste requiere de una infraestructura física que permita alojar cuanto contiene. Y a fin de ofrecer a cada cliente un amplio abanico de recursos con los que abastecer su sitio web, el mercado ofrece un extenso repertorio de servidores en función de cada necesidad.
Aunque el usuario común pueda pensar que Internet es una suerte de engranajes que “mágicamente” nos interconectan a través de una nube, la realidad es que su arquitectura precisa también de distintas infraestructuras que permitan su flujo y, más importante aún, su almacenamiento.
El alojamiento web, en inglés hosting y como su nombre indica, es el servicio que provee a dichos usuarios de los datos y las imágenes, vídeos y documentos cuyo acceso se solicite a través de la red. Concretamente, un espacio físico, los servidores o web host, cuya función consiste en almacenar todo cuanto concierna a un sitio web.
Uno de los servidores más conocidos es el VPS (Virtual Private Server o Servidor Virtual Privado), aunque existen todo tipo de tipologías que van desde el alojamiento gratuito hasta el alojamiento en la nube o cloud hosting.
Evidentemente, el servidor más idóneo para nuestro sitio web dependerá de nuestras necesidades y están sujetos a ciertas condiciones. Tomando un ejemplo, mientras que el alojamiento gratuito, de recursos algo limitados, añade publicidad en las páginas web para subsistir, los nuevos free hosting o alojamiento por donación se mantienen gracias a la comunidad que los administra permitiendo así las mismas funciones que una de pago y gratuitamente.
Dejando de lado algunas de las diferencias entre los servicios gratuitos y de pago, lo principal es dedicar la atención hacia qué nos aporta un servidor u otro.
Los criterios de elección pueden ser muchos y muy variados, tanto por cuanto se refiere a la previsión de tráfico que admite como a la ubicación del Centro de Proceso de Datos (CPD).
Asimismo, también debemos tener en cuenta bajo qué firma preferimos que opere nuestro servidor dada su especialización. Algo muy a tener en cuenta, ya que de ello depende cuán fluida y segura será nuestra página web y, por lo tanto, consistiendo en una buena inversión en seguridad y fiabilidad.
Por ejemplo, si somos una pequeña o mediana empresa, es más rentable contratar un servicio de alojamiento compartido o hosting flexible, que reduce costes alojando clientes distintos en un mismo servidor, con marcas especializadas como Webempresa. A diferencia de, en otro caso, los mencionados servidores virtuales privados, dado que son más recomendables para empresas de programación web o diseño más recelosas de su información.
Y, en un caso más rebuscado, el alojamiento revendedor o reseller sería buena opción para aquellos usuarios que se dedican a vender un servicio de hospedaje a terceros.
Otro de los criterios que obligatoriamente debemos tener en cuenta en el momento de contratar un servidor es la seguridad del CPD.
Por una parte, es preciso cerciorarse de que dicho centro disponga de un sistema de seguridad que tanto prevenga contra los ataques como pueda recuperar datos en caso de sustracción o pérdida.
Del mismo modo, y aunque pueda no parecer importante, debemos corroborar que el lugar donde se almacena nuestra información está también bien protegido contra catástrofes naturales. Ya que un desastre de esa índole podría destruir los servidores donde se alojan nuestros datos.
En otra instancia, incluso el sistema operativo marca la diferencia entre distintos alojamientos. Encontrando desde combinaciones como Linux, Apache, MySQL y PHP bajo el acrónimo de LAMP, o sistemas de software libre y código abierto como ubuntu.com, una distribución de Linux.
En relación a la calidad de sus servicios, es preciso conocer la disponibilidad del hosting, aunque sea imposible de asegurar al 100%.
Utilizando como fórmula de evaluación su media de caídas por semana, mes y año, y entre un mínimo de 90% y 99.99% de disponibilidad. Lo que supone o bien un tiempo de caída semanal de 16’8 horas o de 1’01 minutos.
Siguiendo con otras tipologías de alojamientos web, podemos encontrar en el mercado opciones como el servidor dedicado administrado, en el caso de que precisemos de un servidor dedicado, pero también de mantenimiento y soporte técnico.
Un punto similar al de los alojamientos administrados y no administrados, pudiendo escoger si necesitamos o no de más recursos además de los básicos. En ambos casos, y como se ha ido comentando, todo depende de las prestaciones que requiera nuestro sitio web.
Así como, dado el caso, también podríamos solicitar alojamiento específico de imágenes o vídeos o únicamente para uso de correo corporativo.
Finalmente, uno de los alojamientos posiblemente más popularizados a lo largo del último tiempo es el cloud hosting o alojamiento en la nube.
Una metáfora de las nuevas tecnologías de Internet que permite trascender el espacio físico y aumentar la flexibilidad y las posibilidades mediante muchos servidores. Lo que proporciona la capacidad de conectarse a cualquier servidor disponible tan sólo con tener conexión y acceso a Internet.
Se trata de identificar las necesidades de nuestra página web y hallar la mejor solución para su hosting. Eso sí, siempre analizando qué ofrece cada servidor y evaluando si de verdad es lo que necesita nuestro proyecto o nuestra empresa.
Por ello, nada mejor que contratar servidores seguros de firmas fiables, que respondan rápido a nuestras solicitudes de ayuda y que gocen de impecables opiniones. Porque, al fin y al cabo, la importancia de nuestro contenido radica también en la fortaleza del servidor que lo contiene.
La infraestructura de Internet
Aunque el usuario común pueda pensar que Internet es una suerte de engranajes que “mágicamente” nos interconectan a través de una nube, la realidad es que su arquitectura precisa también de distintas infraestructuras que permitan su flujo y, más importante aún, su almacenamiento.
El alojamiento web, en inglés hosting y como su nombre indica, es el servicio que provee a dichos usuarios de los datos y las imágenes, vídeos y documentos cuyo acceso se solicite a través de la red. Concretamente, un espacio físico, los servidores o web host, cuya función consiste en almacenar todo cuanto concierna a un sitio web.
Uno de los servidores más conocidos es el VPS (Virtual Private Server o Servidor Virtual Privado), aunque existen todo tipo de tipologías que van desde el alojamiento gratuito hasta el alojamiento en la nube o cloud hosting.
Evidentemente, el servidor más idóneo para nuestro sitio web dependerá de nuestras necesidades y están sujetos a ciertas condiciones. Tomando un ejemplo, mientras que el alojamiento gratuito, de recursos algo limitados, añade publicidad en las páginas web para subsistir, los nuevos free hosting o alojamiento por donación se mantienen gracias a la comunidad que los administra permitiendo así las mismas funciones que una de pago y gratuitamente.
Criterios a tener en cuenta
Dejando de lado algunas de las diferencias entre los servicios gratuitos y de pago, lo principal es dedicar la atención hacia qué nos aporta un servidor u otro.
Los criterios de elección pueden ser muchos y muy variados, tanto por cuanto se refiere a la previsión de tráfico que admite como a la ubicación del Centro de Proceso de Datos (CPD).
Asimismo, también debemos tener en cuenta bajo qué firma preferimos que opere nuestro servidor dada su especialización. Algo muy a tener en cuenta, ya que de ello depende cuán fluida y segura será nuestra página web y, por lo tanto, consistiendo en una buena inversión en seguridad y fiabilidad.
Por ejemplo, si somos una pequeña o mediana empresa, es más rentable contratar un servicio de alojamiento compartido o hosting flexible, que reduce costes alojando clientes distintos en un mismo servidor, con marcas especializadas como Webempresa. A diferencia de, en otro caso, los mencionados servidores virtuales privados, dado que son más recomendables para empresas de programación web o diseño más recelosas de su información.
Y, en un caso más rebuscado, el alojamiento revendedor o reseller sería buena opción para aquellos usuarios que se dedican a vender un servicio de hospedaje a terceros.
De la prevención contra desastres al sistema operativo
Otro de los criterios que obligatoriamente debemos tener en cuenta en el momento de contratar un servidor es la seguridad del CPD.
Por una parte, es preciso cerciorarse de que dicho centro disponga de un sistema de seguridad que tanto prevenga contra los ataques como pueda recuperar datos en caso de sustracción o pérdida.
Del mismo modo, y aunque pueda no parecer importante, debemos corroborar que el lugar donde se almacena nuestra información está también bien protegido contra catástrofes naturales. Ya que un desastre de esa índole podría destruir los servidores donde se alojan nuestros datos.
En otra instancia, incluso el sistema operativo marca la diferencia entre distintos alojamientos. Encontrando desde combinaciones como Linux, Apache, MySQL y PHP bajo el acrónimo de LAMP, o sistemas de software libre y código abierto como ubuntu.com, una distribución de Linux.
En relación a la calidad de sus servicios, es preciso conocer la disponibilidad del hosting, aunque sea imposible de asegurar al 100%.
Utilizando como fórmula de evaluación su media de caídas por semana, mes y año, y entre un mínimo de 90% y 99.99% de disponibilidad. Lo que supone o bien un tiempo de caída semanal de 16’8 horas o de 1’01 minutos.
Filtrando opciones hacia el mejor servidor
Siguiendo con otras tipologías de alojamientos web, podemos encontrar en el mercado opciones como el servidor dedicado administrado, en el caso de que precisemos de un servidor dedicado, pero también de mantenimiento y soporte técnico.
Un punto similar al de los alojamientos administrados y no administrados, pudiendo escoger si necesitamos o no de más recursos además de los básicos. En ambos casos, y como se ha ido comentando, todo depende de las prestaciones que requiera nuestro sitio web.
Así como, dado el caso, también podríamos solicitar alojamiento específico de imágenes o vídeos o únicamente para uso de correo corporativo.
Finalmente, uno de los alojamientos posiblemente más popularizados a lo largo del último tiempo es el cloud hosting o alojamiento en la nube.
Una metáfora de las nuevas tecnologías de Internet que permite trascender el espacio físico y aumentar la flexibilidad y las posibilidades mediante muchos servidores. Lo que proporciona la capacidad de conectarse a cualquier servidor disponible tan sólo con tener conexión y acceso a Internet.
Se trata de identificar las necesidades de nuestra página web y hallar la mejor solución para su hosting. Eso sí, siempre analizando qué ofrece cada servidor y evaluando si de verdad es lo que necesita nuestro proyecto o nuestra empresa.
Por ello, nada mejor que contratar servidores seguros de firmas fiables, que respondan rápido a nuestras solicitudes de ayuda y que gocen de impecables opiniones. Porque, al fin y al cabo, la importancia de nuestro contenido radica también en la fortaleza del servidor que lo contiene.